Capítulo XII
Rompiendo la cáscara de Iori
Cuando Iori despertó tenía a su lado a Sigma. Se había
dormido con la armadura y parecía no importarle realmente. Él no se había
cubierto y Iori amaneció completamente enrollado en las cobijas. Se levantó y
le echó otra ojeada a Sigma. A la luz del día lucía diferente, con la cara un
poco menos lúgubre. Se levantó y miró por la enorme ventana que tenía a un
lado. Pesadilla estaba dormido fuera de la posada, tan placenteramente como su
amo al grado que no notó el susto y el asombro que les causaba a las personas
que se encontraban afuera.
Se sentó en la cama y se puso a pensar sobre lo que
había estado platicando con Sigma en la noche. Se quedó ahí un buen rato hasta
que escuchó un suspiro y que la cama se movió. Sigma se despertó más él no hizo
nada por moverse.
—Sir Iori, ¿Te encuentras bien ?...—Preguntó el
caballero a Yagami al ver que éste permanecía como una estatua.
—No lo sé—Dijo Iori con expresión un poco atarantada—.
Este es un mundo loco y me encuentro en una situación aún más loca. Es decir,
¿Quién diantres pudo haber sido realmente ese sujeto ?...
—Para mí el quién es no es importante. Lo importante
es el mensaje que se me dio. Si todo es verdad, tanto tu mundo como mi mundo
pueden peligrar.
—¿Y se puede saber por qué mi mundo ?...—Preguntó
Iori en tono áspero.
—Tú me dijiste algo relacionado con una pelea o un
ataque que recibiste por parte de unas bestias, ¿Cierto ?...
—Sí, ¿Y ?...
—Esas bestias no te atacaron en Ysatna. Te atacaron en
tu mundo.
—¿Y cómo sabes eso ?...
—Porque si te hubieran atacado justo antes de que yo
te encontrara, las hubiéramos visto o yo o mi Pesadilla. Así como ellos fueron
a tu mundo, tú llegaste aquí, ¿No recuerdas ?...
Iori se acordó del agujero negro.
—Bien. Es cierto. Esas cosas nos atacaron mientras Kyo
y yo teníamos un duelo.
—¿Un duelo ? ¡Vaya, que
interesante !...¿Peleaban por alguna doncella, algún reino, alguna
injusticia o por honor ?...
Iori casi le da un zape a Sigma, pero, ¿Cómo enojarse
con él ?....¡Tendrían que haber visto con qué atención y con qué expresión
miraba Sigma a Iori, parecía un niño pequeño emocionado por alguna
historia !...
En lugar de eso, Iori se echó a reír.
—No, no...Nada de eso. Mi mundo es bastante diferente
al de ustedes...está lleno de cosas modernas y ruidosas. Cosas y personas
agradables y desagradables.
—Hum...Vaya...
—De hecho, su manera de vivir es muy parecida a una
época de la historia de nuestro mundo occidental conocida como Medievo.
—Ya veo. ¿Y qué cosas son esas tan agradables y
desagradables ?...
—Pues hay muchas...Las agradables son que la vida es
más cómoda, muchas enfermedades antes incurables tienen remedio y las
distancias son más cortas. Puedes comunicarte y ser amigo de otra persona que
se encuentre del otro lado del mundo sin perder contacto permanentemente. Las
desagradables podían ser la contaminación, el ruido infernal de los autos y las
máquinas, nuevas enfermedades gracias a la contaminación y a los experimentos
de toda clase...
—De cualquier modo—Interrumpió Sigma—, y a como has
descrito a tu mundo, creo preferir el mío. Pero no me has mencionado como son
las personas de allá.
—Bueno...Habemos personas realmente malas. Hay otras
que son verdaderas sabandijas. Robos, asesinatos, saqueos, líderes corruptos,
individuos que ejercen su libertad sin respetar la de los demás, mentirosos,
calumniadores, irresponsables, ociosos, viciosos, abusadores de confianza,
charlatanes, gente que fomenta los vicios de otros...Mafia... Seres que le
dedican al dinero su vida y se olvidan de lo más importante...El mundo es un
asco.
—Yo creo que tu manera de ver es esta...—Y Sigma tomó
un vaso de cristal con agua, lo bebió a la mitad y se lo mostró.—¿Cómo ves este
vaso ?...—Le preguntó—¿Medio lleno o medio vacío ?...
—Medio vacío.
—¡Exactamente !—Rió Sigma—-. Todo lo ves desde el
punto de vista negativo. El vaso está exactamente a la mitad. Lo medio vacío o
medio lleno es cuestión de cada quién. Si tu mundo fuera realmente como dices y
si tú fueras como dices que eres, tal cual, todo estaría destruido. Tu mundo
estaría acabado y tu alma estaría muerta. Y por lo visto ni tu mundo está
acabado ni mucho menos tu alma.
—Mi alma está podrida.
—En qué feo concepto te tienes, Sir Yagami. Si tu alma
estuviera podrida, ni siquiera te preocuparías por ese tal Kyo y por supuesto
que no me pondrías ni la más mínima atención.
—Supongo que puedes tener la razón. Pero piensa mal y
acertarás.
Sigma se batió a carcajadas.
—¿Qué demonios te pasa ?...—Le preguntó Iori
molesto.
—Es que esa filosofía yo la apliqué cuando dejé mi
reino y vaya, la vida me trató con la punta del pie. Perdí a muchos amigos por
eso y aún me pregunto cómo es posible que Pesadilla se hubiera quedado conmigo.
—Ha de quererte mucho—Dijo Iori en tono sarcástico.
—Yo también lo quiero mucho—dijo Sigma. Iori se sintió
un poco incómodo—. Dime, Iori...¿En la Tierra hay dragones ?...
—Eso yo no lo sé. Supongo que hubo en algún
tiempo—Iori no pudo evitar recordar a Orochi, pues era la serpiente de Ocho
Cabezas. ¿Qué serpiente pudo haber tenido tales características
físicas ?...—. ahora son sólo parte de las leyendas y la mitología.
—Oh. Un mundo sin dragones. Yo no lo imagino así.
—¿Tan común es ver a esos animales aquí ?...
—Bueno, sí...Depende de la suerte. Unos no se dejan
ver con facilidad.
—Y entonces, ¿Cómo es que tienes a esa enorme
cosa ?—dijo Iori señalando hacia la ventana.
—Es una historia muy larga...—contestó Sigma.
—Creo que tus historias comienzan a agradarme—dijo Iori.
¡Era tan extraño ! Parecía que cuando Iori estaba cerca de Sigma olvidaba
por completo a sus problemas—.
Sigma sonrió.
—Bueno, Sir Iori...Nos alejamos mucho del punto de
nuestra conversación. ¿Qué cosas buenas hay en tu mundo ?...
Iori pareció pensarlo mucho. Luego miró a Sigma.
—Una sonrisa.
—Dime otra. Dilas y se te ocurrirán más.
—Un gato ^-^, Un bebé, un niño jugando, gente honesta,
gente con convicciones, gente emprendedora, gente que dice lo que piensa, las
Olimpiadas, el honor, las risas, la música, la fuerza de voluntad, los sueños,
King...
—¿King ?
—King es el nombre de una hermosa mujer...una mujer
como ninguna otra que pudieras imaginar...Sus ojos son azules como el mar y
profundos como el cielo, y su pelo es sedoso y rubio...su sonrisa es clara y
dulce...—Iori no pudo evitar sentirse mal al saberse lejos del mundo donde
estaba la chica que amaba.
Sigma se acercó a él y le dio una palmadita en la
espalda.
—Creo que sé como te sientes, amigo Iori—Iori se
sorprendió por ese "amigo" que pronuncio Sigma. Nunca antes nadie le
había llamado así—. Yo también estoy perdidamente enamorado de una bella
doncella a la cual no estoy seguro de volver a ver...
Iori volteó a mirarlo.
—Tú tienes esperanzas. La conoces, has hablado con
ella...—Los ojos de Sigma parecieron perderse en algún recuerdo muy lejano.
Luego volteó a ver a Iori y sonrió como siempre—¿Ves ?....Te dije que no
todo era malo. También hay algo llamado esperanza. La magia y el poder dentro
de uno mismo están dentro de la esperanza y los sueños.
—Pero a veces el pasado nos pesa a todos.
—El pasado nos duele y nos pesa. Pero el chiste está
en no permitir que eso intervenga con nuestro futuro.
—Pero según lo que me platicaste del tipo que se te
apareció, tú aún no has podido olvidar tu pasado.
—Y tampoco tú el tuyo—Dijo Sigma mirando a Iori a los
ojos. Parecía que leía su vida en ellos. Con estas palabras, Sigma hizo un
ademán y se acercó mucho más a Yagami. Pasó su diestra por su frente
acariciando su rojo cabello cual conmovido padre a un niño pequeño.
Iori quizá hubiera apartado bruscamente la mano de
Sigma y evitar ese contacto, pero por supuesto que no lo hizo. Se sentía tan
bien...
—Sigma—Dijo Iori—. Dijiste que dejaste tu reino. Hace
poco me diste tu palabra de príncipe. ¿Realmente eres tal ?...
—Sí—Respondió Sigma—. Soy el príncipe del Reino
Dragón.
—¿Dragón ?...
—Sí, pero no hablo de ninguna bestia, sino del reino
que fundó mi padre.
Iori ya no quiso cuestionar más.
—Abandoné mi reino siguiendo mis sueños. No creo
totalmente en el destino, pero sé que la vida hay que vivirla.
—Yo...—Respondió Iori—Yo también huí de mi lugar. Se
puede decir que era una especie de "príncipe" por los lujos y las
comodidades entre los que vivía. Pero
todo lo abandoné.
—¿Tus padres murieron ?...
—Sólo mi madre. Mi padre...Bueno, prefiero no hablar
de él.
—Ya veo. Me lo dirás algún día,
¿Verdad ?—preguntó Sigma.
—No lo sé—Replicó Iori.—Dime, sobre el amor...¿Crees
que alguien que ha hecho tanto daño pueda merecer ser amado tan intensamente
como ama ?
—Es perfectamente posible.
—¿Verdad ?—Iori no pudo evitar sonreír.
—Tú has hecho cosas que no han sido precisamente las
más correctas y te has dejado arrastrar por otros. Pero amas, y eso es lo más
grande que alguien pueda hacer. Tu amas a King, pero seguramente que ella te
corresponderá. También tienes la oportunidad de cambiar, y lo deseas. Eso te
permitirá arreglar las cosas que están mal, como el hecho de hacer las pases
con ese chico llamado Kyo.
—Si...
—Pero—Dijo Sigma—Kyo, ¿Qué es lo que piensa ?.
Iori se puso aún más incómodo que antes.
—No lo sé. No he podido hablar de eso con él...de
hecho, nunca he hablado de buena manera con él. Siempre han sido insultos y
golpes y casi lo he llegado a matar. Y es que sentía odiarlo demasiado, pero
hasta hace algún tiempo, cuando me empecé a enamorar de King, empecé a pensar
que ya era momento de que me liberara de la manera de vivir que me tenía
encadenado tanto tiempo. Tampoco nunca he matado a nadie. Y creo que Kyo es
quien menos lo merece.
Sigma se encogió de hombros y suspiró.
—Me alegra que pienses así y ahora comprendo tu
urgencia por encontrarlo...Por lo menos te gustaría hablar. A mí también me
gustaría hablar con ciertas personas para que mi vida estuviera libre...
—¿Te refieres a la chica que dices amar ?
—No. Hay personas a las cuales también he llegado a
odiar mucho. Y mientras no tenga ese intercambio de sentimientos con la persona
más importante, eso nunca cambiará y también seguiré encadenado en los lastres
de mi pasado...
Parecía que Sigma comprendía perfectamente el sentir
de Iori, quien lo miraba fijamente.
—Somos muy parecidos...—Murmuró Iori.
Sigma guardó silencio. Iori se quedó sin hablar.
Yagami se sentía muy cansado, adolorido, herido,
preocupado. Vio en Sigma la oportunidad de desahogarse puesto que sabía que él
no lo juzgaría y lo comprendía y sobre todo porque sentía de alguna manera
extraña que podía confiar en él.
El orgullo y el semblante que todo mundo conocía en
Iori Yagami desaparecieron para dar cabida a un Iori lleno de miedo por el
porvenir y por su amor, indefenso, cual niño pequeño. Él se sentó en la cama
con las manos en el rostro y empezó a sollozar. Sigma se acercó a él y se sentó
a un lado, pasándole el brazo por la espalda.
—Sir Iori—dijo Sigma—Haz hecho a tu alrededor y
durante mucho tiempo una pared muy gruesa, una barrera infranqueable alrededor
tuyo...Ahora ese cascarón se ha roto...Déjame ser tu amigo.
Iori asintió.
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