CAPÍTULO VI
Encuentros
Todos los peleadores de KoF estaban reunidos en la
sala principal del edificio donde se llevarían a cabo las peleas. Sus caras
mostraban el profundo pesar que sentían al perder a sus compañeros.
—No puede ser...no puede ser...—King se encontraba
apoyando el rostro sobre sus manos, con sus codos sobre sus rodillas, visiblemente
apesadumbrada—P-pero...si yo...yo acababa de verlos...acababa de hablar con
Yagami...
Sus compañeras
la acompañaban.
—Es una verdadera pena—dijo Terry quien miraba a
través de la enorme ventana, única vía de iluminación de aquel enorme recinto—.
Los máximos peleadores del torneo han desaparecido sin rastro alguno. No
tenemos pistas...no tenemos idea de quien pudo ser...
—Verdaderamente lamentable—se escuchó una voz jovial y
seria. Todos voltearon hacia el rincón más oscuro del lugar donde K' se encontraba
recargado—...díganme...ese Orochi del que tanto hablan... ¿tuvo que ver en esto
?...
Todos agacharon
la cabeza no sabiendo que responder al novato.
—Buenas tardes...—Una voz femenina salió del
recibidor. La figura de Chizuru Kagura se reconoció a la perfección—Me he
enterado de lo que pasó y vine inmediatamente.
—Chizuru...—Shingo se acercó a ella casi
mecánicamente—dime, por favor, si Orochi tuvo algo que ver en esto.
Kagura se sentó
y con un semblante serio trató de ocultar su preocupación. Todos la miraban.
—La presencia aquí manifestada no fue la de Orochi.
Todos la
miraron sorprendidos.
—Pero, si no era Orochi, ¿Quién diablos pudo haber
sido ?—protestó Ralf.
—Es alguien totalmente distinto, alguien con poderes
diferentes a lo que conocemos.
La habitación
se llenó de silencio.
—Es un demonio...es un demonio diferente...
—Un demonio diferente...—King se levantó de su
trinchera, llevando el cintillo de Iori en su diestra—¿Qué quiere de nosotros ?
¿Por qué ha venido a arrebatarnos a nuestros compañeros así por así ?...
Estaba
sumamente afligida. Chizuru tomó el cinto y lo examinó.
—Comprendo tu preocupación King. Pero este demonio no
quiere nada de nosotros. Solo los quiere a ellos. Y ya los tuvo.
—¿Qué puede ser aquello por lo que se los llevaron que
ellos tengan y los demás no ?...
—Sus familias son especiales...—Chizuru no dejaba de
contemplar el cinto—Unidas por un odio y un destino que al parecer es
inquebrantable...pero es por causa de Orochi...he aquí que no puedo explicar el
porque...el porque si no es Orochi quien tuvo interés en ellos, si ellos tienen
problemas con otro demonio, si ese demonio puede ser encerrado como Orochi...
Todos guardaron
nuevamente un silencio como de reflexión.
—Lo más frustrante—dijo Robert rompiendo el
silencio—fue que no pudimos hacer nada para ayudarlos. Esa niebla era imposible
de traspasar.
Chizuru lo miró
sorprendida.
—¿Niebla ?...
—Sí—tomó la palabra Chang Koehan—...ni con toda la
fuerza bruta que poseemos pudimos pasar ni un pedazo de nariz...Era una niebla
verde y espesa.
—No pudimos ver que ocurría adentro...estaban...como
aislados...—Concluyó Ryo mirando al suelo.
—Niebla, aislamiento total...Otra dimensión.—Aseveró
Chizuru.
—¿Quieres decir que se llevaron a Kusanagi-san y a Yagami
a otra dimensión ?...
—Sí. Y nosotros no podemos hacer nada para
ayudarlos...
De nuevo ese
silencio pesado.
—Chizuru.
—¿Leona ?...
Todas las
miradas se dirigieron a la chica.
—Kusanagi está poseso por la orgía de sangre.
—¡¿Qué dices ? !...
Leona perdió la
mirada.
—Él estaba pálido al empezar la pelea. La sangre que
estaba tirada donde Kyo era mucha, no pudo haber salido tan herido y haber
perdido esa sangre...
La chica
peliazul caminó hacia la ventana donde se encontraba Terry, mirando hacia
afuera también.
—En mi mente pude escuchar aquel rugido...aquel
alarido espeluznante resultado de la posesión de la sangre.
—Tal vez te equivocas...—Nikaido se levantó de su
lugar—Quizá fue Yagami...
—No, no fue Yagami—Leona volteó furiosa y le clavó la
mirada a Benimaru—, ¡Yo conozco el grito de Iori, y ese no era!...
Leona caminó
exasperada hacia donde se encontraba Kagura.
—¡Chizuru, tienes qué creerme !...
—Te creo, Leona-san. Te creo.
—Kusanagi-san...—habló muy triste Shingo—tiene el
riot. Yo lo vi. Fue ayer...
—Pero como...¿ Cómo pudo ser ?...
Kagura se tomó
de la barbilla y empezó a reflexionar.
—Si Kyo tiene el riot es que este demonio es similar a
Orochi, pero tiene conexión con el clan Kusanagi...En todo caso, deberé ponerme
al tanto de toda la historia que pudiera haber detrás de esto.
La mujer de
blanco se levantó y se dirigió a la puerta.
Miró a todos los presentes allí.
—Cuando les tenga respuestas, se las haré saber.
Mientras tanto, el torneo debe suspenderse. No vamos a arriesgarnos a que todos
sean afectados por algo que desconocemos.
Ningún peleador
hizo comentario alguno. Todos se retiraron resignados, pero rogando porque
fuera donde fuera sus compañeros estuvieran bien.
Iori estaba
tirando en medio de la nada. Sin nadie cerca. Estaba inconsciente. O estaba
dormido...o...¿Qué maldita diferencia había entre ambas ?...últimamente ni
siquiera había diferencia entre sus sueños o la realidad, así que ¿ Qué
demonios le importaba ?...
Kyo. Iori
soñaba a Kyo. A Orochi Kyo para ser precisos. No sabía si alegrarse por el
hecho de que Kyo ahora sentía lo mismo que él o llenarse de pena por su nueva
condición, pero...Kyo lo defendió...
Luego...King...imaginó a King...¿Qué más le quedaba
hacer ? pensaba en ella en sus momentos de fatiga. En sus momentos de
tristeza...la pensaba...
Yagami casi
sintió una cálida lengua pasar fugazmente por sus finos labios y no pudo evitar
sentir algo...algo extremadamente...
¿Una lengua
?...
Una lengua
lamía su rostro.
Iori abrió poco
a poco los ojos.
—King...King...por fin supiste...
Al fin pudo
darse cuenta de que aquella lengua que le acariciaba el rostro no era la de la
rubia, sino era una enorme lengua que...
—¡¡¡¡¡Gyyyaaaaaaaaaaaarrrrrrrrrrgggghhhhhhhh ! ! ! ! !
!....
Yagami se
levantó exasperado y asustado pues el ser que le lamía el rostro era la bestia
de sus sueños...
Con las pocas
fuerzas que le quedaban se levantó de golpe y miró al monstruo a la luz de la
luna. Se veía descomunalmente grande. Su
piel era gris pero con la iluminación tenía una especie de brillo
plateado...sus fauces eran enormes y sus dientes eran una hilera de colmillos
filosos de un mismo tamaño. Tenía una especie de casquete en la cabeza que
cubría su nariz y su frente, así como la mitad del cráneo. Su cola era larga y
con metal y su posición era parecida a la de un caballo, con las patas
delanteras similares a los brazos de un hombre, pero las patas traseras eran...
—U-un dragón...
El animal le
miró como tratando de calmarlo, pero ¡¿Cómo hijos de la patada iba a calmarlo
después de estar en sus más horrorosos sueños? !...
—¡Tú, maldito !—Iori lo miró con ojos inyectados de
sangre—¡¿Dónde está el otro muchacho ? ! ¡¿Dónde está Kyo?!...¡¿A
dónde se lo han llevado tus amigos, infeliz?
!
El joven pelirrojo
se llenó de rabia y su cuerpo de poder. Una llama enorme emanó de su mano y sentenció:
—No importa a donde lo hayas llevado...pero perecerás
ahora mismo...
La bestia miró
al hombre y abriendo mucho los ojos le
dio unos coletazos, como si estuviera apartándolo del fuego que ignoraba que
emanaba de él mismo. Iori se impactó contra un árbol y su coraje empeoró.
Volvió a encenderse en llamas pero el dragón interpretó mal las cosas y lo pisó
tratando de "apagarlo"...(Zeira pega la carcajada batiente ^O^).
—¡PESADILLA!—Se escuchó la voz de un joven varón
gritar—¡¿Qué demonios estás haciendo?!...
El animal
reaccionó ante aquella voz como un fiel cachorro ante su amo. Se apartó
rápidamente de Iori.
El joven
salió de entre las sombras. Tenía una extraña armadura, y sostenía un
igualmente extraño yelmo en su diestra. Su cabello era largo y su mirada
molesta, como la de Iori. En la parte izquierda de su cabeza tenía unas
extrañas púas y miró al forastero tirado en el suelo con extrañeza.
—Creí haberlo visto todo, pero ahora veo que no es
así...—musitó Iori.
El
chico se acercó a Iori.
—¿Te encuentras bien?...
—¡Por supuesto que no!...—dijo Iori mirándolo con una
mirada fría y luego mirando a la bestia aún peor.
El muchacho
volteó a ver al dragón y lo miró inquisidoramente.
—¿Qué voy a hacer contigo, Pesadilla?—lo regañó.
—¡¿P-Pesadilla?!...—Iori estaba perplejo. ¡Además de
aparecérsele en sueños así se llamaba!...—
El muchacho
de la armadura lo miró amablemente.
—Ese es su nombre, y el nombre de la raza de dragones
a la que pertenece.
—Dragones, un hombre en armadura...bosques...¿Dónde
carajos se supone que estoy?...
—Estás en un lugar llamado...
—No me digas que no es la Tierra.
—¿Tierra?...
Iori se tocó
la frente desesperado.
—No, no , no...
—Como sea...—dijo el joven sin perder su tono
amable—esta no es la Tierra.
El pelirrojo
lo miró indiferente.
—Permíteme presentarme. Mi nombre es Sigma, y soy un
caballero del Batallón de Dragones de mi tierra. Ahora estamos muy lejos de mi hogar y este es el bosque de
las sombras.
A Iori ya no
le quedó más remedio que informarse.
—¿Y...esa cosa?...
—¿Pesadilla?...es mi "caballo"—rió
Sigma—...es un dragón. Yo lo adopté y es mío. Es mi medio de transporte.
—Ese maldito...ese maldito se metió en mis sueños—dijo
Iori señalando al animal de mirada inocente con su índice diestro.
De nuevo
Sigma volteó a ver a Pesadilla.
—¿Hiciste eso?...
El animal
bajó la cabeza, regañado.
—¡Ves en los problemas que metes a otros!...
Sigma lanzó
un suspiro desalentado y se dirigió nuevamente a Iori.
—Me disculpo por él. Es una característica de su raza,
tienen la habilidad de entrar en los sueños de las personas, para advertirlas,
hacerlas felices o infelices...de allí su nombre.
Iori se
quedó sin habla. ¿Advertir? ¿Hacer feliz o infeliz?...
—Dime, ¿Cómo era el sueño donde aparecía?...
—No pienso decírtelo, extraño.
Sigma se
levantó.
—Por mí puedes irte al diablo, forastero. Has venido a
dar a este lugar y no puedes tener un mínimo de amabilidad. Arréglatelas como
puedas.
El joven se
puso el yelmo de caballero y se dirigió a Pesadilla dispuesto a montarlo.
—Espero que hayas venido solo, porque si no es así y
alguien como tú está en otra parte, será desafortunado. Se ve que no conoces
nada de nada del suelo donde estás.
No. No
estaba solo. Kyo había sido llevado allí también.
—E-espera...debo...debo buscar a alguien...
El caballero
ya había montado al dragón. Lo miró con sus ojos verdeazul.
—Soy un caballero Dragón...no puedo dejar a nadie
solo. Y menos a nadie como tú. ¿Acaso creías que te iba a abandonar?—bajo el
yelmo esbozó una tierna sonrisa.—Ya serás más amable cuando quieras y por ahora
tienes que recuperarte y...cambiarte de ropas...
Iori se
levantó tambaleante y se miró. Su ropa estaba destrozada, su cintillo no estaba
y solo colgaban tiras de lo que fue una camisa. Estaba muy pálido y débil por
la sangre que perdió en un combate donde fue acabado...
—¿Peleaste antes de llegar, forastero?...
—Me llamo Iori Yagami.
—Bien, Sir Yagami...¿Peleaste?...
—Sí. Soy...algo así como un guerrero de mis
tierras...—dijo sonriendo sarcásticamente.
—No estás acostumbrado a las derrotas, ¿eh?...
—¿Cómo lo sabes?...
—Se ve en tus ojos.
Iori trató
de dar un paso en vano. Inmediatamente cayó de rodillas. Sigma brincó del lomo
de Pesadilla y corrió hacia él.
—Estás muy débil. Yo te llevaré a un lugar donde
puedas descansar...
—No me digas...¿A una posada?...
—Exactamente.
Era increíble.
Estaba en un cuento como de esos...como de esos cuentos de hadas que le contaba
su madre donde había dragones y caballeros...
Sigma se
quitó la capa que traía y cubrió a Iori. Después lo ayudó a incorporarse y lo
condujo hacia el dragón que esperaba mansamente.
—¡No!—dijo Iori forcejeando un poco—¡Yo no me subo a
esa cosa!...
—¡Pues te friegas! él es más rápido que cualquier
animal o caballo.
—Pero...
—¡Pero nada!...no puedo creer que haya hombres tan
necios como tú.
Iori siguió
con su forcejeo y le tiró el yelmo al muchacho. Al fin Yagami pudo ver bien a
Sigma. Tenía las facciones muy parecidas a él, y unos ojos muy profundos.
—¿Te vas a quedar quieto?...
Iori no
pronunció palabra. Sigma lo hizo subir al lomo de Pesadilla y recostarse. Se
sentó a un lado y el animal emprendió retirada de allí.
Kyo estaba
vagando en otro lugar igualmente desolado, caminando como un autómata. Poco a
poco recuperó la conciencia y se miró en un lugar totalmente extraño. Se sintió
espantosamente mal y con un sabor metálico asqueroso en la boca. Pronto divisó
un rió y caminó dando tumbos hacia él. Sumergió su cabeza en el agua y bebió
desesperado. Al terminar miró su reflejo en el agua, y vio ese extraño brillo
en sus ojos. Como en una visión miró a Iori en el agua. Con una mano trató de
tomar aquel reflejo como si pudiera tocarlo. La imagen desapareció.
—Iori...tienes que estar a salvo...¿Cómo crees que me
sienta si nunca pude hablar bien contigo ?...No te puedes morir.
Al volver a
mirar el agua vio una silueta que no era la de Iori y volteó de inmediato.
—¿Estás perdido, amigo?...
Kyo miró al
que lo interrogaba. En un caballo extraño se encontraba montado un joven de
piel muy blanca, y vestido de igual color. Su cabello era muy negro y largo
hasta los hombros, cubriéndole la mitad del rostro.
—Sí.
—Permíteme ayudarte.
El muchacho
descendió del animal y se dirigió a él.
—Te ves muy mal.
—Acabo de llegar. Pelee con unos seres extraños...
—¿Seres extraños?...
—Sí...
Kyo trató de
levantarse, pero no pudo. Sin embargo, el muchacho lo sostuvo.
—Tienes ropas muy extrañas, y se encuentran
rotas...¿De dónde eres?...
—De Japón...
—¿Japón?...¿Y dónde queda eso?...
Kyo lo miró
alarmado.
—En la Tierra...
—Tierra...ah, ese nombre lo escuché hace mucho...
—¿En verdad?...
—En las historias de mi abuelo...
Kyo se quedó
perplejo también.
—Ayúdame.
El joven de
pelo negro lo ayudó a montar a su "caballo".
—Te llevaré a un lugar donde puedas descansar...a mi
castillo.
Kyo lo miró.
—¿Cuál es tu nombre?...—Preguntó Kyo.
—Soy Omega Romeo.
—Romeo...
—¿Y tú?...
—Kusanagi...—dijo sonriendo—Kusanagi Kyo.
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