Sueños de un demonio - Capítulo V




Capítulo V

La aparición


De pronto las cajas reventaron lanzando pedazos de madera por todos lados de la bodega. En el centro del podium la gente se extrañó al escuchar el impacto, más una persona voceó que solo eran fuegos artificiales. Sin embargo, tanto Kyo como Iori se veían muy alterados, y Shingo y King pudieron darse cuenta de su turbación.
—Él está de nuevo aquí...—dijo Kyo.
—¿De qué demonios hablas, Kusanagi?...—le increpó Iori.
Kyo lo miró con ojos llenos de miedo.
—Cuando tuve aquel accidente...sentí esta presencia, exactamente...—a Kyo se le iba el aire al hablar— es él...y viene por mí...
Iori miró hacia todos lados para ver quién era el poseedor de esa energía tan violenta. El público empezó a desesperarse pues los muchachos no empezaban a pelear.
—Kyo...
Yagami trataba de sentir si esa era la misma presencia que el sintió en su sueño y cuando iba en el taxi hacia allí, pero no...era casi la misma intensidad, pero esa agresión, esa violencia, esa ira...no, la bestia nunca se sintió así...
—Yagami...no quiero volver a sentir eso...—Kyo lo miró con ojos implorantes.
Desde el escenario solo se veía como si se hubieran quedado parados mirándose, y la gente les pedía a gritos que empezaran a pelear.
Iori agachó su cabeza, y se tocó el cabello, haciendo a un lado el rojo flequillo que cubría casi por completo su rostro.
—Kusanagi...yo no dejaré que te hagan nada...
Kyo lo miró muy extrañado. Pero Iori volvió a su posición habitual de pleito.
—Yo soy el único que tengo derecho a hacerte daño.
Kusanagi ya no dijo más. De pronto, como atraído por una fuerza extraña, miró en dirección a la bodega. Iori se dispuso a atacarlo con un Yamibarai cuando de súbito las puertas de la bodega volaron por los aires y una densa niebla verde cubrió el ambiente. La gente estaba maravillada pues para ellos fue genial la incursión al espectáculo de efectos especiales. Iori volteó sorprendido a donde Kyo ya tenía unos instantes mirando. La niebla cubrió el "ring" y no se podían ver a los jóvenes. Dentro, Kyo y Iori veían varios pares de ojos fulgurantes que los veían dispuestos a matarlos.
Kyo se quedó como plantado en el suelo cuando Iori le habló :
—¿A estos ya los habías visto también?...
—No...
—Con una...
Los ojos pronto mostraron siluetas como de lagartos, pero estas caminaban en dos patas. Siseaban como serpientes y los rodearon.


King y Shingo veían espantados la plataforma llena de niebla.
—Pero qué clase de efectos especiales son estos...¡no se ve nada!—replicó Nikaido.
—No se oyen gritos, no golpes, ni ataques...—completó Daimon.
—Ni llamas escarlata o púrpuras...—Shingo sintió que algo no estaba bien y bajó de inmediato a la plataforma. King hizo lo mismo por su parte, dejando boquiabiertas a sus compañeras.
—Shingo-kun!...¿Tú también sientes eso?...
—¡¿Y, King-san?!...
King asintió y ambos trataron de meterse al escenario, más la niebla parecía una pared. King empezó a golpearla con furia tratando de ver a Iori y Shingo hizo lo mismo por su parte pero no pasaba nada. Era como si golpearan concreto.
La gente empezó a replicar la súbita entrada de esos dos peleadores extraños, pero vieron que no podían entrar. Todos los peleadores de KoF allí presentes veían la escena preocupados ¿Acaso Orochi...
—¡Algo pasa ahí! —Gritó Robert García a sus compañeros— ¡Parece serio! ...
—¡Vamos a ayudar!...—Gritó Terry Bogard quien se encontraba con su hermano y compañero pocas filas más arriba. Los espectadores empezaron a alarmarse.
Los peleadores más fuertes del torneo K', Shingo, Terry, Ryo, Andy, Robert, Benimaru, Joe, Kaphwan, todas las chicas y demás empezaron a arremeter contra esa niebla de gran espesor y resistencia. Pero no lograban nada.


—Hemos venido por ustedes dos...—se escuchó decir a uno, sin embargo, los labios de ninguna de esas apariciones se movían. Era como si hablaran telepáticamente...
—Si no vienen por la buena, nos los llevaremos a la fuerza...—Se escuchó a otro diferente.
—¡¿Por qué habríamos de Ir?!—dijo Kyo más recuperado con otros bríos—¡¿Y con quién?!...
No obtuvieron respuesta.
—Si se resisten...perecerán.
Iori se picó.
—¡¿Con quién, estúpidos, creen que están tratando?! ¡¡regresen por donde vinieron y traguen Mierda!!—les gritó.
Los monstruos se miraron y después miraron a los muchachos que osaban desafiarlos. Iori miró a Kyo quien a su vez lo miró también. Repentinamente, Kyo se dobló hacia adelante gritando. Uno de los malditos animales lo había herido. Iori se quedó consternado, ¿A qué hora? ¿Con qué maldita veloci...
Una punzada aguda recorrió su vientre. Luego otra su espalda. Pero él no se dobló. Su piel ya no sentía el dolor...esos ataques eran como si fueran parte de su Maiden Masher pero eran ejecutados por esas bestias semi—hombres; pero eso no le importaba pues a él lo entrenaron así...
Todo ocurrió en una milésima de segundo. Iori volteó hacia atrás y su agresor ya estaba en su espalda.
—No te duelen, ¿verdad?...No te duelen mis caricias...
Iori lo miró con odio. El monstruo le tomó por la espalda y recorrió su rostro con su lengua.
—Entonces eres tú...eres tú el de la joya Ura...
—Qué demonios?...
El ser rasgó su espalda con sus garras, haciendo que sintiera un dolor inimaginable. Como si nada, apareció ante él otro que repitió el ataqué de cortadas punzantes ante el beneplácito del que lo sostenía...
—¡¿Cómo es posible que puedan cortar así, como un Yagami la piel?! Pensó Iori—Son tan fuertes...tan rápidos...nunca creí que hubiera alguien o algo semejante...
Iori sufría más sufría en silencio, soportando el dolor. Dirigió su mirada hacia donde estaba Kyo la última vez que lo vio.


Kusanagi padecía el mismo yugo que Yagami. Pero él no lo soportaba igual. Asestaba golpes, encendía llamas, pero todo era inútil. Las bestias le atacaban sin piedad y él ya solo se quejaba.
—Tus llamas son rojas...—dijo uno de sus atacantes—Así...que...eres el otro niño...
—Él tiene la piedra de Atal...
Kyo trataba de entender de qué hablaban, mientras que por su rostro recorrían lágrimas de dolor.
—¿Estos son por los que enviaron? ¿Seres tan débiles? ...
—Pero tienen las piedras. Son ellos. Vámonos ya.
El joven Kusanagi empezó a sentir que el pecho empezaba a arderle y luego comenzó otro suplicio.
—No...—dijo Kyo escupiendo sangre.
Iori ahora lo estaba viendo desde el inicio de la orgía de sangre.
—Nononononononono....NOOO!!!!!!!!!!!!...
Las pupilas de Kyo fulguraron y lanzó un alarido bestial. Como si fueran muñecos de trapo empezó a lanzar a los animalejos uno por uno por los aires, sin ningún trabajo. Pero no era Kyo...era, pero era un Kyo salvaje, como...
—Es el riot...no hay duda...—dijo Iori sonriendo, mientras sangraba copiosamente.
Los que lo sostenían miraban caer a sus compañeros ante un Kusanagi que se cubrió de un aura muy extraña, con la boca escupiendo sangre y con la piel de otro color.
—Prepárense para morir, perros. Contra el riot, pocos pueden....—se burló Yagami.
Iori cayó en el suelo y Kyo abrió los ojos como un animal ante sus presas. Su brazo derecho se cubrió de llamas púrpuras y las proyecto directamente contra los agresores de su rival.
—K—Kusanagi...
Kyo levantó a Iori del suelo y trató de mirarlo, pero Iori solo miró a un Kyo ahora maldecido...a un Kyo que se comportaba de otro modo...
Kusanagi no pudo articular palabra, solo un gruñido. Iori lo miró imaginándose si así se veía él cuando estaba poseído...Orochi Kyo se acercó a su protegido. Iori cerró los ojos extenuado, más Orochi Kyo pronto se levantó rugiendo  hacia el cielo.
—Vaya, vaya...—Se escuchó una voz diferente, monstruosa y profunda—Así que el niño de la Atal también se posesa por la serpiente de ocho cabezas...
—¿Serpiente de ocho cabezas?—Iori miraba hacia todos lados buscando al dueño de la voz—Ese es el significado de OROCHI...
—Así ambos son igual de valiosos para mí...
De la nada, apareció un agujero negro que empezó a absorber a las bestias tiradas y a Iori, quien estaba perdiendo la conciencia. Orochi Kyo trató de agarrarlo más no pudo, Iori se le resbaló como mantequilla, yendo a parar al agujero negro. Orochi Kyo rugió de nuevo y se lanzó al agujero tratando de salvarlo. Acto seguido, el hoyo se cerró.


—¡Power Geiser!
—¡Psycho Sword !
—¡Trap Shot!
—¡¡¡Aoh So Koh Ken!!! — — — —
—¡¡¡¡Shingo Kickkkkkkkk!!!!!
—¡Hasho sen! — —
Nada. Athena, K', Maxima, Bao, Jhun , Benimaru, nadie pudo hacer ceder aquello. La gente miraba expectante. Todos estaban desesperados, deseando saber que ocurría con sus compañeros dentro.
Como si nada, la niebla desapareció y en el centro del escenario se encontraba una figura encorvada cubierta con un hábito negro.
—Me he llevado a sus amigos a un lugar donde nunca volverán a verlos...—La voz era la misma que había hablado instantes antes con Orochi Kyo y con Iori y retumbaba por todo el lugar—Sé que son los mejores peleadores así que los usaré para mis intereses...

King se quedó sin aliento.
—La voz...esa voz es la del hombre que me dijo lo de las cajas...
—Sazeip ne nesnacsed yacnun atsah...
El tipo se despidió y desapareció. Todos los luchadores corrieron hacia el escenario y solo vieron tiras de las ropas de sus compañeros y sangre. Algunas personas como Mai rompieron a llorar. El público quedó conmovido y triste.
—Se los llevaron...para siempre...—Ryo tomó el cintillo de Iori y lo miró un momento. King se acercó a él y éste se lo entregó.
—No puede ser...no es cierto...—dijo ella apretando la prenda derramando amargas lágrimas.
Shingo miró al cielo.
—¡¡¡¡¡¡¡¡KUSANAGI—SAAANNN!!!!!!!.........

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