CAPÍTULO III
Un destino cambiante
Tanto el conductor como él quedaron muy asustados.
—Creí que nos íbamos a estrellar...
Iori no dijo nada. Se sumió en el asiento
apesadumbrado. El chofer se dirigió de inmediato hacia el joven.
—¿Se encuentra usted bien?...
—No.
—¿Qué es lo que le pasó? ¿Se golpeó?...
—No me pasó nada...
Yagami posó sobre el hombre una mirada interrogante.
—¿Usted vio eso?..
—Claro, no puedo creer que por estas calles del centro
pase un camión a esa velocidad y sin la mínima precaución...Casi nos matamos...
—Un camión...
—Sí, no me diga que no lo vio.
Claro que lo vio. Pero no era ningún camión. Era una
bestia.
—S—Sí...sí lo vi...
Al momento, Iori pudo ver que la calle volvía a ser la
misma de siempre. Con más carros y personas caminando por las aceras
tranquilamente. Era imposible, no era creíble, pero...todo el ambiente, ese
extraño poder de la bestia...todo era igual a aquel sueño donde Kyo parecía
morirse...
El chofer arrancó.
—Espero que no lleguemos tarde a su pelea...—dijo el
chofer con cierto tono preocupado. Después de una larga pausa, comentó—Vaya,
realmente, qué clima tan raro...
Al fin Kyo se sintió con más fuerzas y pudo alistarse
para su próximo combate. Mientras se ponía sus ropas Shingo lo miraba sentado
en una silla cercana a su puerta.
—¿Qué te pasa, Yabuki—chan?...—preguntó Kyo
dirigiéndose a la imagen que se reflejaba en el espejo donde se estaba
arreglando.
Shingo no dijo nada. Solo se limitó a mirarlo.
—Anda, esa cara no es común en ti...¿Por qué tan
serio?...
—¿Todavía lo preguntas, Kusanagi—san?...
Kyo aún no se abrochaba la camisa, cuando Shingo se
levantó de la silla. Kusanagi ignoró esto y acercando su rostro se miró al
espejo lentamente. Se acercó y contempló sus ojos. Tenían un brillo raro...un
brillo que él no había notado. Era como si hubieran cambiado un poco de
tono...como...Yagami...Yagami tenía los ojos azules pero al enfurecerse se le
tornaban rojos, y ahora el tono de color de los ojos de Kyo cambiaba de un
Negro a un café claro...con un brillo...¿rojo?...
De pronto sintió que unos brazos recorrían su dorso en un apretado abrazo por
la espalda.
—Kusanagi—san...
Kyo no se movió. No dijo nada. No hizo nada. Shingo se
percató de esto pero no dejó de abrazarlo.
—Por favor, Kusanagi—san...no pelee...
—Yabuki—chan...
Kusanagi entrelazó sus manos fuertemente con las de su
alumno.
—Yo quiero pelear...—Dijo a Yabuki.
Shingo lanzó un gemido ahogado. Sintió unas ganas
inmensas de llorar.
—P—pero...¿si le pasa algo en la pelea? ¿Si queda a
merced de Yagami?...
Kyo se volteó de modo que quedó frente a frente a
Shingo.
—No me pasará nada...—dijo Kusanagi mientras le pasaba
la diestra sobre el revoltoso cabello del chico—...Ya lo verás. Yagami no sería
capaz de atacarme si ve que me quedo imposibilitado para enfrentarlo...él no
quisiera ganarme de ese modo...lo conozco.
—¿Por qué quiere pelear?...—Insistió Shingo.
Kyo no sabía que decirle. No sabía, o no podía decirle
que deseaba terminar con todo lo que pasaba entre Iori y él...
—Tengo mi orgullo, ¿Comprendes, Shingo?...
Shingo asintió.
—Kusanagi—san...No quiero...no quiero que te pase
nada...
—Si me pasa algo, yo sé que estarás allí a mi
lado...—dijo Kyo mirándole a los ojos.
—¿Como Yagami?...—Dijo Yabuki cómo regañándolo.
—¿Cómo dices?...
—Bueno...él estaba allí con usted cuando llegué con el
doctor...
Kyo guardó un silencio sepulcral.
—No puedo juzgarlo, Kusanagi—san...pude verlo—dijo
Shingo sonriendo.
—¿Verlo? ¿Ver qué?
—Si estuviera a punto de morir, preferiría que Iori
estuviera allí para saber si él en realidad no lo odia.
Shingo también guardó silencio.
—Kusanagi—san. Creo que lo mejor sería que tomara
usted la decisión de acabar con todo este problema, ¿no cree ?...
Kyo se quedó
imposibilitado para hablar. No sabía que pensar.
—¿Por qué no lo intenta ?
Kyo le esquivó la mirada.
—No quiero. No quiero que...
—¿Que Yagami vaya a reaccionar hacia su persona de una
manera injusta ?...No, Kusanagi—san. Yo no lo creo...Yo sería el primero
en felicitarlo por su decisión tan valiente. Además, yo me he dado cuenta de
que ninguno de los dos le ha encontrado sentido a todos estos años de pleito.
—¿Cómo lo...
—¿Cómo lo sé?...porque a pesar de su estado quiere
pelear solo para velo, he visto como su mirada se pierde en recuerdos injustos
y su rostro dice que desea cambiarlos, como mira el anuncio del club donde toca
la banda de Yagami dudando si entrar o no para charlar con él...
—¿Tú crees que sería lo mejor ?...
—Sí, Kusanagi—san.
Al fin, Iori llegó al escenario donde se encontraban
todos los aficionados y admiradores, donde la gente que seguía edición tras
edición el famoso torneo de KoF abarrotaba los lugares donde fuera que la
mirada se posara, donde todos ansiosos esperaban la pelea de exhibición
pre—inauguración al nuevo torneo de un milenio que comenzaba...Iori, esquivando
a la gente que se arremolinaba contra la entrada que apenas si era contenida
por los agentes de seguridad pudo entrar.
Ya allí, vio que todos los preparativos estaban
terminados y todo estaba listo, y también vio a algunos compañeros de equipo.
Empezó a buscar con la mirada a Kyo.
—Yagami Iori—San...
Esa voz tan sensual provino de su espalda. Volteó
inmediatamente a ver a la persona.
—Hola...
La persona era King, que a pesar de ser muy alta tenía
que mirar a Iori hacia arriba.
—¿Qué tal? ¿Cómo estás?...
Iori no le contestó.
—Ja...no sé como es posible que aún espere una
respuesta de tu parte...
Yagami le sonrió un poco. Siempre se le había hecho
muy atractiva aquella hermosa rubia.
—¿Acabas de llegar?
—Sí.
—Oh, bueno. ¿No has visto a Kyo?
—¿Y por qué diantres me preguntas eso?...
—Bueno, bueno, no te enojes...es que los organizadores
me mandaron buscarlo. Has de saber que ya es tarde...
—¿Qué tanto?
—Se supone que en cinco minutos estarán peleando.
—¿Y yo que tengo que ver con eso?...
—Es que...te vi que lo buscabas.
—Eso no es verdad.
—Claro que lo es, Yagami. Quizá tú y yo no nos
hablemos mucho, o casi nada, pero he sabido como son tus miradas.—dijo ella
poniéndose colorada— A veces, son viendo sin mirar, pero cuando son hacia Kyo
miras fijamente...a todos nos miras también, pero a él lo miras diferente, como
si trataras de fingir un odio que no está allí... y esa mirada es muy
diferente...
Iori bajó la vista.
—En fin. Si lo ves, dile que lo estoy buscando porque
quisiera hablar con él antes de la pelea, y dile también que es muy tarde...
King se dio la vuelta y se alejó. Iori aspiró su dulce
perfume.
—Espera.
—¿Qué?...—Ella volteó mirándolo atentamente—...
—¿Cómo sabes que cuando vea a Kyo no trataré de
matarlo como siempre?...
—No lo harías...lo hubieras matado ayer.
Iori se quedó sin palabras.
Shingo continuaba su plática sonriente con su maestro.
—¡Vamos, Kusanagi-San ! ¡Es ahora o
nunca !...
Pero Kyo no se movió. Continuaba pensando.
—¿Hasta dónde llega su orgullo?...—Shingo miró a su
maestro apesadumbrado— ¿O no está seguro ?...
Kyo se quedó cabizbajo. Shingo decidió ya no insistir
en algo que su maestro debería decidir cuando lo creyera conveniente.
—¿Usted cree que no se puede tener una charla
civilizada con Yagami ?—dijo Shingo y miró hacia el reloj de
pared—¡¡Caramba ! ! ¡¡Ya es muy tarde ! ! ¡Apúrese,
Kusanagi-san ! !—dijo Shingo aventándole a Kyo su chaquetilla blanca
mientras reía—¡Se le va a hacer tarde para la pelea con su amigo !—dijo
mientras reía.
Shingo se dio la media vuelta y se dispuso a salir
para ver si el taxi ya estaba afuera o tendría que detener a alguno para no
llegar más tarde de lo que ya de por sí iban a llegar.
Kyo terminó de abrocharse la camisa sonriendo y se
dirigió a la puerta. Shingo ya se le adelantaba.
—¡Shingo !...
El joven volteó un poco su rostro.
—¿Deveras crees que será posible encontrar un poco de
Paz si hablo con él ?
—Dígame, Kusanagi—san...¿Realmente a sentido en Yagami
un deseo REAL de matarlo ?...
—No. Nunca.
—¿Se ha preguntado por qué?...
Kyo negó con la cabeza.
—Eso quiere decir que a lo mejor desde un principio él
estaba en desacuerdo con eso, ¿no cree ?...
—Él me odia.
—Yo no lo creo. El destino puede cambiar...¿Quién les
dice que pueden seguir con la tradición a ciegas?...
Shingo se salió corriendo y al salir del edificio, se
topó con Yuki Kushinada.
—¡Shingo—kun!...¿A dónde vas?...
—¡ A parar un Taxi !...
Yabuki pasó como bólido a un lado de ella y Yuki se
puso a reír.
—¡¡Shingo ! ! ¡¡Ya hay un Taxi
afuera ! !—dijo riendo—¿Qué le pasará? ¡Parece muy
entusiasmado !...
Yuki entró al edificio y al subir las escaleras se
encontró con Kyo.
—Kyo, me tenías preocupada...no habías llegado y ya es
tarde...pensé en venir por ti...
—Ah...Yuki...
—Afuera hay mucha gente, pero ha venido un taxi por
ti, al igual que mandaron por Yagami.
—¿Yagami tampoco había llegado?...
—No...
Kyo bajó hasta el escalón donde su novia se
encontraba. Le pasó el brazo por los hombros, le dio un beso en la mejilla y la
miró.
—Qué bueno que viniste, Yuki...quería hablar contigo.
Iori estaba sentado en una antesala sólo esperando a
que vocearan el nombre de Kusanagi y el suyo para entrar. Todavía pensaba en
Kyo, y , es que...le preocupaba su estado. Y el sueño. Él sabía que las
pesadillas de un Yagami nunca presagiaban nada bueno...Sintió una palmadita en
el hombro. Volteó y de nuevo era la linda rubia.
—¿No ha llegado, verdad?...
—No—dijo Iori acomodándose la chaquetilla. Las piernas
le flaqueaban cerca de King.
—Siempre ha sido un impuntual—dijo ella haciendo un
mechón rubio de su pelo hacia atrás, cosa que le encantaba a Iori—No me extraña
que nos haga esperar...
—¿Siempre? ¿Desde cuando lo conoces?...
—Ya hace mucho, mucho tiempo...—dijo ella sonriéndole.
Iori agachó la cabeza. King lo miró con insistencia.
—Ya no te preocupes. Él estará bien.
El joven pelirrojo le lanzó una mirada viva.
—¿Cómo sabes lo que le pasó?...
—Yo fui a visitarlo por la noche. Me lo platicó todo,
sabes...él siempre me ha tenido mucha confianza.
Iori guardó silencio limitándose a recorrer con la
mirada a aquella belleza que tenía en frente.
—Él te estima, Iori...
—Eso yo no lo sé.
—Tienes que creerme.
De nuevo esa imagen...Kyo...herido...
El chico se tomó el rostro con ambas manos.
—Tú también lo estimas. Algo pasó ayer, ¿y sabes
qué?...
Iori apartó sus manos para mirarla.
—Creo que es el comienzo de un destino cambiante, un
destino que ustedes escribirán oponiéndose a una tradición...y yo quiero ver ese
nuevo destino...porque a ambos los admiro y aprecio.
King le dio a Iori un beso en la mejilla y se retiró
de allí.
—No tardará en llegar. No te mortifiques...
Iori acarició su mejilla conteniéndose las ganas de ir
con ella y miró a King alejarse hasta el fondo del pasillo.
—Un destino cambiante...
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